ALGEMESÍ AL DEBAT: UNA HERRAMIENTA DEMOCRÁTICA

La desafección política y la apatía de los más jóvenes frente a la cosa pública ha resultado ser una de las mayores preocupaciones para el sistema democrático en su conjunto. Los índices de abstención en las elecciones (hasta 2015) han incrementado tras la pérdida progresiva del apoyo a los dos partidos tradicionales en España, PP y PSOE, sin verse claramente un cambio de tendencia que canalice ese descontento a favor de una fuerza política que combata en el mismo espacio electoral.

No obstante, aunque este tipo de participación directa (a través del voto y/o la afiliación) decrezca entre los más jóvenes, la participación política a través de otros canales ha ido incrementándose mediante el uso de nuevas herramientas como Internet y la apropiación de discursos que se articulan en torno a un lenguaje que se presenta en un inicio como contra-hegemónico. En esta situación sitúo la unidad de análisis del presente trabajo: Algemesí al Debat, una plataforma independiente de debate cuyo objetivo es el fomento de la participación ciudadana, principalmente entre los más jóvenes, preocupándose por la consecución de una integración política de sus ciudadanos.

 Como explicaban en la asamblea ciudadana celebrada en el mes de octubre de 2014, se demanda un mayor protagonismo de los ciudadanos: “Es la hora de dar un paso enfrente, forma parte del proyecto” exponían. O, como solicitaba el eslogan de tal acto público: “Haz más por ti”, refiriéndose a que “si tu no haces política, sino combates la apatía y el desinterés, otros harán política por ti”, aunque no sea de su agrado. Esta premisa significa que, en última instancia, el camino hacia la consecución de la ciudadanía, lo construyen los propios participantes. Ellos deciden sobre qué hay que hablar, cómo hablarlo, quién debe hablar y cuándo.

Ser ciudadano, desde la lógica de Algemesí al Debat, significa decidir el rumbo que toma la agenda política a través de una opinión pública crítica, es más, significa incluso tomar parte del agenda building influenciando a aquellos que se encargan de gestionar la cosa pública. Esto se entiende dentro de un contexto en el que “la creciente individualización […] trae consigo un nuevo tipo de actor político que demanda mayor protagonismo y más capacidad de intervención en los procesos sociales y políticos, lo cual resalta las limitaciones de las democracias […] muy alejadas del ideal normativo de la democracia participativa” (Benedicto, 2011).

            Por ello, y basándonos en estudios previos de 2011 en los que se muestra que  “no se trataba de un problema de desafección política, sino hacia las organizaciones políticas y el maniqueísmo partidista que favorece el sistema electoral proporcional” (Rubio, 2013: 283), estudiaremos la repercusión de una plataforma como esta en una localidad como Algemesí, por qué nace, qué funciones realiza y como se desarrolla para conseguir sus objetivos. Nos encontramos pues, frente a un contexto en que, a pesar de la desafección por la política tradicional, se observa un incremento de “nuevas demandas apartidistas […] que han canalizado la afección política juvenil en aras del reforzamiento de la democracia” (Íbid: 282).

ALGEMESÍ AL DEBAT: SUS FUNCIONES Y OBJETIVOS

Algemesí al Debat es una plataforma independiente de debate con la intención de fomentar la democracia participativa. Así es como se describe esta iniciativa en su página de Twitter. Su actividad se centra principalmente en la realización de actos públicos donde se aborda un tema político que afecta directa o indirectamente a la población de Algemesí y donde se discute fomentando la opinión pública deliberativa. Algunos debates han sido de exclusividad local como la construcción de un mercado en el centro de la ciudad o las becerradas nocturnas celebradas durante la semana taurina de septiembre y que en los últimos años han tenido un gran revuelo mediático a nivel estatal; mientras que otras tertulias han abordado la complejidad de los sistemas mediáticos, el financiamiento autonómico, el sistema educativo o las causas y consecuencias del paro y la pobreza, aunque también se acabe debatiendo en estos casos sobre el ámbito local.

Al igual que la Comisión Nacional de Debate Público (CNDP) francesa, en éste caso, y gracias al apartidismo que manifiestan desde la asociación algemesinense, el debate público acaba siendo “un procedimiento muy original” debido a que “hace intervenir a una autoridad independiente, que se constituye en garante de este procedimiento” (Dalaunay, 2008: 25). Así pues, podríamos hacer valer la misma definición de la CNDP en éste asunto dado que guarda un alto grado de paralelismo con Algemesí al Debat. Ambas instituciones son “una ‘autoridad administrativa independiente, cuya composición es pluralista […] y que, según sus partícipes, funciona realmente como una estructura no partidaria […] Pero su principal misión es la de ser un organismo garante de la propia participación del público […] esta participación puede adoptar la forma de un debate público” (Íbid: 24-25).

En su empeño por fomentar la participación y ampliar los márgenes de decisión política a una mayor parte de la población, los temas a abordar no son elegidos exclusivamente por la plataforma, sino que, frecuentemente, es la gente en las redes sociales y en la página web quienes proponen y eligen finalmente el asunto a tratar. Esto guardaría una gran relación con la construcción de la agenda, y el aumento del poder de la agenda pública frente a la agenda política o mediática, tal y como veremos en el siguiente apartado. Eso sí, la composición de la mesa de debate corre a cuenta de los miembros de Algemesí al Debat que intentan contactar con aquellos ponentes más aptos para el transcurso del acto y siempre tratando de respetar la pluralidad de voces.

Se trata de una asociación formada por jóvenes de esta localidad cuya edad máxima rondaba los 25 años. Aunque han repetido reiteradamente que no se trata de una plataforma juvenil, lo cierto es que en el imaginario dominante parece existir esa idea tras comprobar la edad de sus cabezas visibles. Lo que en un principio nació para fomentar el espíritu crítico de la juventud, acabó siendo también una herramienta de participación ciudadana y de altavoz para todos los habitantes de Algemesí, que al mismo tiempo son preguntados por cuestiones que afectan a su ciudad como el paro, la pobreza, la valoración de algunas actividades, etc. De hecho, tras el cierre de la Radio Televisión Valenciana el 29 de noviembre de 2013, la plataforma realizó un reportaje acerca de este acontecimiento, en el que, con la intención de mantener su independencia, trataron de aumentar la pluralidad en la realización de su trabajo preguntando a los ciudadanos para completar el guión de las entrevistas, reduciendo así el sesgo que pudiera haber. El resultado fue una salida a la Plaza del Mercado de Algemesí en un día en el que los mercaderes montaron sus puestos. Los miembros de Algemesí al Debat se dirigieron a los ciudadanos a través de la cuestión: “¿Qué le preguntaría a un trabajador de RTVV?”. El reportaje, compuesto por cuatro entrevistas, reprodujo estas preguntas que la ciudadanía trasladó a la plataforma de debate. Por ello, y siguiendo con el paralelismo que existe entre la CNDP y la asociación algemesinense, diríamos que ambas instituciones ven que “la participación del público debe, además, ser garantizada durante toda la fase de elaboración del proyecto” (Dalaunay, 2008: 27).

Otra de las iniciativas llevadas a cabo, en este caso para el fomento de la participación juvenil, es la posibilidad ofrecida a las juventudes de los partidos políticos de la localidad de participar en el debate online a través de la realización de “La versión de…” que implica escribir un resumen de su visión de lo que fue el acto público en cuestión. Su periodicidad suele ser mensual. Nuevamente prima la opinión pública discursiva frente a la agregada, ya que en ningún caso se pregunta a través de un cuestionario cerrado quién ha ganado el debate o que les parece una determinada propuesta que haya surgido durante la discusión. No obstante, la plataforma se ha encontrado con problemas para promover la participación de las Nuevas Generaciones del Partido Popular, que, tras su primera versión del segundo debate que se realizó, dejaron de aportar su punto de vista. También se han observado estos problemas a la hora de invitar a ponentes del Partido Popular, que ha estado gobernando el Ayuntamiento de Algemesí desde la creación de la plataforma hasta las recientes elecciones. Esto puede deberse, siguiendo a Dalaunay (2008) a que “los electos a menudo están en posición de defensa, pues sienten el debate como una amenaza y un procedimiento que cuestiona los mecanismos de la democracia representativa” (p. 32). Habría que comparar, pues, en un estudio posterior, el comportamiento del nuevo gobierno formado por los que anteriormente se encontraba en la oposición frente a los debates públicos que puedan llegar a cuestionar algunas de sus políticas.

En este sentido, Algemesí al Debat no ve la democracia representativa como un espacio de derechos ya consolidado y completo, sino como un marco que se ha quedado estrecho y en que la única manera de ampliarlo es mediante la participación ciudadana y la implicación de la misma en la vida política. La plataforma entiende que la presencia de voces plurales en el debate es indispensable para llegar a capas poblacionales que en un principio podrían no tener interés por la política o que se muestran apáticas frente a las cuestiones de la gestión de lo público. Sin embargo, esta confrontación de opiniones y la facilidad que proporciona la estructura de los debates para la intervención del público, ha conseguido una suma importante de apoyos de manera transversal e independiente a las ideologías políticas, si bien es cierto que tiene problemas para conseguir la participación del equipo de gobierno que todavía ve reacia la participación en este tipo de actos donde asumirían, frente a la ciudadanía, el mayor peso de responsabilidad de estar en tareas de gobierno. En este sentido “ninguna clase

podía imponer y materializar por si sola sus intereses, sino que todas las clases tenían que discutir y negociar dentro de los parámetros de sus esferas públicas regionales. [Lo mismo ocurre] en la acción colectiva popular [la de la plataforma], que no podía deducirse de intereses de clase” (Somers, 1999). Es más, siguiendo a la autora, esta lógica de intereses de clase a la hora de demandar una mayor participación parece superada “por las contingencias del entorno relacional e institucional en el que operaban [dado que] el crecimiento y la ampliación de la ciudadanía no se pueden teorizar a priori sólo a partir de las necesidades de un sistema de mercado competitivo”. Esta lógica de clase parece haberse superado también por el proyecto local que se presenta como altavoz de asociaciones, partidos y ciudadanos a título individual, pero también independiente y apartidista. En última instancia, la ciudadanía que pretende alcanzar Algemesí al Debat, debe explicarse más allá de la relación entre Estado y economía y enfocarse más en la consecución de derechos que permitan “la democratización creciente a través de las actividades participatorias de una sociedad civil popularmente constituida” (Somers, 1999: 229).

En definitiva, este proyecto popular sería lo que Teubner (1985) definiría como una esfera pública en posición mediadora para controlar el poder del estado, la economía y la comunidad en pos de evitar la posible tiranía de cualquier de estos tres elementos. Hay que matizar que Algemesí al Debat no entra a la valoración de opiniones ni hace juicios de valor sobre las cuestiones que se debaten, únicamente se dedica a mediar ponencias y a fomentar la participación de los ciudadanos de su ciudad, manteniendo un carácter de ágora, de espació público abierto para la construcción del espíritu crítico y de una esfera pública participativa a través de la confrontación de ideas en forma de debate.

En definitiva, Algemesí al Debat – quizá sin que sus fundadores lo supieran en su fundación, y casi sin darse cuenta de lo que podía conseguir reivindicando el espíritu crítico de la ciudadanía – ha estado batallando por el reconocimiento de una opinión pública discursiva contra su heterónimo: la opinión pública agregada. Primando el debate, la contraposición de ideas y la deliberación en público, se está exponiendo implícitamente que “no es posible […] conferir identidad a la opinión o a cualquier otros constructo teórico disociándolo del lenguaje […] como un dato bruto separado del lenguaje que lo expresa: los lenguajes no son neutros y no pueden escapar de los contextos concretos en que se han formado” (Mañas, 2013: 154). ¿Qué sentido tendría una encuesta en la que se preguntara si es necesario el edificio del mercado en Algemesí sin conocer anteriormente sus pros y sus contras? ¿Qué medidas serían las adecuadas para reducir el paro y la pobreza en la localidad si los ciudadanos no conocen ni los datos ni las competencias para actuar del Ayuntamiento? La democracia deliberativa no es completa sino existe previamente un nivel de información adecuado entre los ciudadanos. Además, el acceso a la información debe garantizarse en igualdad de oportunidades. Por tanto, mientras que, por una parte tenemos una opinión agregada donde “los distintos actores sociales, los sujetos individuales y colectivos, dejan de enunciar su propia voz, siendo esta ‘representada’ – reemplazada – por los enunciados estereotipados previamente fijados en un cuestionario cerrado” (Mañas, 213: 152); por otra tenemos aquello que Algemesí al Debat está consiguiendo como consecuencia del fomento de la participación ciudadana: “la concepción de una opinión pública discursiva [que] permite un estudio en profundidad de las percepciones de los sujetos como integrantes de grupos sociales en su contexto” (Íbid: 169).

Así las cosas, sería muy arriesgado catalogar Algemesí al Debat como si de una herramienta metodológica se tratara para valorar el clima de opinión. Pese a su similitud en cuanto al grupo de discusión (pero de manera mucho más amplia) – y aunque valoremos todos sus intentos para representar la voz de un gran número de ciudadanos en los debates públicos, de representar la pluralidad de la sociedad invitando a ponentes de asociaciones y colectivos locales de distinta índole, de fomentar el debate a través de las redes sociales, de ampliar el grado de pluralismo interno mediante la delegación a la hora de elegir el tema a debatir, o de incrementar la influencia de la agenda pública frente a la agenda política y mediática – es imposible desconsiderar que este canal de participación no llega a todos por igual. Las convocatorias de los actos, suelen ser mayoritariamente enunciadas a través de las redes sociales, donde todavía existe una gran parte de la población no usuaria de tal medio. Si bien se han tratado temas transversales que rompen con el tradicional eje político izquierda-derecha, y que estaban vinculados a las tradiciones locales (como el debate de las becerradas), la plataforma se ha centrado mayoritariamente en temas relacionados con política propiamente dicha, por lo que no puede abarcar todo el entramado social solamente a través de ellos, de modo que su capacidad de movilización continua situándose normalmente entre los que ya mantenían cierto interés por estos asuntos. Algemesí al Debat no es, por tanto, un instrumento metodológico que pueda medir por sí solo la opinión pública, no obstante, puede contribuir junto con otras herramientas de carácter cuantitativo como las encuestas (que también han desarrollado a través de internet, sobre todo en los últimos meses previos a las elecciones) y también cualitativo como las entrevistas, el análisis de comentarios en los periódicos, etc. “Conscientes de estas dificultades, otras tradiciones metodológicas, fundamentalmente las que emanan de los presupuestos teóricos y empíricos de la llamada democracia participativa y/o deliberativa, han tratado de desarrollar […] dinámicas que promuevan un mayor grado de implicación ciudadana en la expresión de sus opiniones” (Mañas, 2013: 170).

El autor del texto, Alexis Lara Climent, es sociólogo y Máster en Comunicación, Cultura, Sociedad y Política. Fue fundador y coordinador de la plataforma Algemesí al Debat desde su creación en 2013 hasta su disolución en 2016. Ahora dirige el primer espacio audiovisual que aborda las comarcas valencianas desde las ciencias sociales, La Comarca Científica, proyecto que fundó en 2017 durante su estancia en Malta.

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